viernes, 19 de octubre de 2012

"El camino"

La novela de “El Camino” nos cuenta como Daniel, el Mochuelo, pasa su última noche en la aldea antes de ir a la ciudad para estudiar Bachillerato, pero no puede dormir y empieza a recordar sus correrías con sus amigos.

Roque, Germán y Daniel los  tres  forman  un  trío de amigos que  se  mete  en  toda  clase  de  líos   siempre  acaban castigados.

Durante la noche antes a su marcha Daniel recuerda todas las aventuras y desventuras que le habían ocurrido a lo largo de esos once años de vivir en el Valle.
Entre los recuerdos de Daniel, también está la vida de todas las personas del pueblo, de algunas de sus travesuras también salen buenos resultados, como el matrimonio entre don Moisés y Sara, la hermana de Roque “El Moñigo” entre otras muchas anécdotas.

Al final amanece y llega el momento de marchar, pero Daniel está convencido de que su destino no está en la ciudad, sino en el valle.
Al final amanece y llega el momento de marchar, pero Daniel está convencido de que su destino no está en la ciudad, sino en el valle.


Siéndoos sinceros hemos elegido este libro "El camino", porque nos recuerda a que dentro de dos años vamos a tener que dejar nuestra infancia y abrirnos  al mundo donde tendremos que poner de manifiesto todos nuestros conocimientos e intentar llevar por un buen camino nuestra vida. 
Esta novela nos argumenta como las personas tenemos miedo de dejar atrás nuestra infancia donde éramos a penas unas niñas que estábamos controladas y que no teníamos la capacidad para expresarnos libremente, ya que ahora pasaremos a ser unas niñas maduras e independientes, y a valorar nuestros propios actos.
Este libro en general nos ha resultado impactante ya que nos aferramos a la idea de que algún día tengamos que dejar nuestro  pueblo, nuestra infancia, donde hemos vivido con toda nuestra gente, donde hemos obtenido conocimientos, ideas y virtudes, donde nos han enseñado a ser  mejores personas, a tener valores y a poder decidir por nosotras mismas lo que está bien y lo que está mal.
También de nuestra infancia, porque ya nos consideramos lo suficientemente adultas, echamos de menos cuando jugábamos a las chapitas, cuando nos peleábamos como chiquitines por tonterías, cuando nos enfadábamos y nos decíamos estupideces a la cara, cuando nos reuníamos en la calle y jugábamos a la comba, cuando jugábamos a las muñecas con nuestros primos y/o amigas y peleábamos porqué muñeca era la mas “cool” y cuál tenía mas pelo, o nos enfadábamos porque nuestras madres no nos daban dinero para comprar nos "chuches" porque se nos picaban los dientes.
Por todo esto y por todas las razones que nos llevan a dejar nuestra infancia y el mundo donde no había preocupaciones tenemos miedo de llegar a un mundo totalmente nuevo donde no nos lo darán todo por echo y nos tengamos que crujir los cuernos para hacernos valorar  y obtener lo que queremos.
Como le sucedía al Mochuelo, el día antes de que su padre le dijese que se iba a la capital a estudiar, él, recordó  toda su infancia, lo que nos ocurrirá cuando tengamos que dejar nuestro hogar y salir en busca de nuestra meta.
De nuestra infancia también nos desprenderemos de nuestros amigos que conocimos en el parvulario ya que de una manera u otra no están con nosotros pero que guardamos buenos recuerdos ya que nos hicieron sentir bien pese a que eran niños que se hacían querer. De todo esto saco la conclusión de que el “Mochuelo” y nosotras de algún modo estamos conectados ya que el no quería dejar el valle y nosotras tampoco queremos dejar el lugar donde nacimos. En verdad lo que no queremos dejar es el pasado, que nos trae un buen recuerdo, UN RECUERDO DULCE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario